Danza
04 de Enero, 2024

Cascanueces 2023: Un viaje navideño y una despedida

Por César Sepúlveda V.

No creo que exista compañía clásica en el mundo, que no ponga en cartelera en el mes de diciembre Cascanueces. Razones son muchas, desde que es un cuento que ocurre en navidad, hasta que es un ballet con éxito de asistencia por parte del público. Y esto mismo ocurre en la presente temporada por la compañía del Teatro Municipal de Santiago. Que se desarrolla desde el 16 al 30 de diciembre del 2023, y retoma sus funciones del jueves 4 al domingo 7 de enero del 2024, que se ha presentado con entradas agotadas. Además, de tener una función contemplada para este martes 9 de enero en el Parque Inés de Suárez, dentro del Festival de Verano “Sale el sol” organizado por la Fundación Cultural de Providencia, demostrando la vigencia de este cuento navideño. 

Asistimos a la función del 18 de diciembre, fecha que tiene algo muy especial para los balletomanos, y es que este ballet, fue estrenado mundialmente precisamente este día, pero de 1892 en Teatro Mariinski de San Petersburgo, Rusia. 

Versiones hay muchas, como las de Balanchine. Cranko, Petit, Nuréyev, Barýshnikov, entre otras. Además, de la del venezolano Nebrada o nuestro querido Jaime Pinto, que presentó su versión por 9 temporadas consecutivas en el Ballet de Santiago desde 2010 al 2019. En esta oportunidad llega una mágica y hasta compleja versión coreográfica, del que fuera el primer bailarín estrella y director de la compañía, Luis Ortigoza, que en esta ocasión presenta su propuesta según la versión de Marius Petipa, por tercer año consecutivo. 

La versión de Ortigoza cuenta con la magistral apuesta de escenografía y vestuario de Jorge Gallardo, artista que conozco de primera mano por su dedicada y exquisita factura en el vestuario de “La Sangre de las Estrellas" del coreógrafo francés Thierry Malandain, que remonto en Chile junto al Ballet Nacional Chileno en el año 2011, y estrenada en el 2004 por el Ballet de Biarritz, Francia.

La presente versión de Cascanueces pretende mostrar escenográficamente y vestuario, la Rusia de la época del afamado Tchaikovsky y Petipa, responsable de la música y de la primera versión de este cuento balletístico. 

Por otra parte, podemos adelantar que Gallardo será responsable de la escenografía y vestuario de María Antonieta, que se presentará en julio 2024 por el Ballet de Santiago, con coreografía de Malandain, que sin duda será una obra que hay que ver. 

La dirección musical es de Pedro-Pablo Prudencio que, junto a la Orquesta Filarmónica de Santiago, sin duda dan acertadas sonoridades de una pieza musical creada para una obra de ballet y el tempo necesario que necesitan los bailarines para ejecutar la pieza. Además, a una bella Iluminación de Ricardo Castro, hacen efectivamente una verdadera experiencia artística. 

La historia se desarrolla en dos actos de 55 y 45 minutos correspondientemente, en el que, en su Primera parte: Escena 1: se desenvuelve en la fiesta de navidad de la familia Stahlbaum, donde llegan muchos invitados. Clara recibe un cascanueces y Frizt un rey de los ratones por parte de su padrino Drosselmeyer, regalos que provocan el conflicto entre los dos niños. Escena 2: Clara baja de su habitación en la noche a ver a su cascanueces, se queda dormida en el sillón y en sus sueños ve la lucha de estos dos juguetes, donde ella toma partido por su regalo. 

Luego del intermedio, se inicia la Escena 3: el viaje por el reino de las nieves, junto a su príncipe que es el Cascanueces convertido en persona y su padrino. Escena 4: se despliega en un viaje por un mundo de los confites. Para finalizar, en la Escena 5: donde Clara despierta de este sueño, pero sabiendo que no fue tan solo un sueño.

Partamos felicitando la calidad del programa de sala, que viene con una infinidad de información relevante y muy útil para profundizar en la pieza de danza, como de música, además del contexto histórico. Lamentablemente en esta oportunidad, no entregó la información de todo el reparto de los que bailaban en importantes pasajes como el segundo acto, compuesto por los españoles, los árabes, los chinos y los rusos, que bien merecían mención. 

Pero vamos a la danza, al desempeño de la compañía, que sin duda es donde uno se detiene con más vehemencia. 

El 18 de diciembre los puestos de principales los ejecuto el tercer reparto compuesto Mariselba Silva, en el rol de Clara, con una correcta interpretación. Felipe Arango, en el rol del cascanueces del primer y del príncipe del segundo acto, que ejecuta de buena forma, salvo en el Pas de Deux que efectúa junto a la reina de los confites, interpretado por Laleska Seidel, donde ambos en sus respectivos solos se ven nerviosos, provocando vacilaciones, que posiblemente se deba a su primera función, ella al finalizar sus piruetas y él en unos poco armoniosos double saut de basque, pero que afortunadamente retoman el control con toda dignidad en la coda final en forma impecable. 

A quienes logre distinguir y apreciar afortunadamente fue en el cuadro del “café” o los árabes que son Gustavo Echeverría y Ethana Escalona, quienes lo ejecutan bellamente, desplegando elegancia y plasticidad. Y aquí me quiero detener para corregir una falta de mi parte, al decir en la crítica anterior de “Callas, la Divina” que Echeverría, fue nombrado merecidamente en el cargo de solista de la compañía este año y la verdad es que, fue ascendido o promovido apropiadamente al grado de Primer bailarín. 

Otro que desarrolló un buen trabajo fue Drosselmeyer ejecutado por Carlos Aracena, demostrando dominio y presencia sobre el escenario. 

Pasando a otro punto, pero a raíz de este último rol que es Drossermeyer, y que fue anunciado por la prensa, fue el retiro de los escenarios de Miroslav Pejic, que si bien no bailo este 18, día en el que asistí, Él estuvo presente en dos repartos, en el 2 y 4, los días 23, 28 y 30, por un lado, y 26 y 29 por el otro. 

No quiero dejar la oportunidad de hacer un merecido reconocimiento y homenaje a este gran artista, que conocí en los años 1989-1990, siendo parte de la Escuela del Teatro Municipal de Santiago. Cuando su delgada y larga figura de tan solo 15 o 16 años y vestido de un payaso azul eléctrico (buzo de una pieza de lana tejida, que es utiliza para mantener el cuerpo caliente), caminaba atolondrado por las salas del ballet. Y ya a esa altura, se escuchaba que era la promesa de la escuela, por sus condiciones tanto físicas, como lo que lograba ejecutar en tan corta edad. 

Hoy, después de 30 años de carrera, lo hemos visto adjudicarse y desplegar belleza, tecnicismo, dominio y una capacidad de entrega, que bien lo hizo merecedor del grado de solista y deleitarnos por tantos años con su trabajo. 

Bien merecido y ganado, se tiene que su retiro sea sobre el escenario, como los grandes artistas y que fue anunciado por Carmen Gloria Larenas, ex bailarina y Directora General Teatro Municipal de Santiago. 

Si bien, al enterarnos de su despedida, las emociones fueron encontradas, mezcla de pena por saber que ya no estará sobre el escenario. La alegría también está presente, al saber que lo vimos desarrollar su trabajo correcta y honestamente. Y lo más importante y digno, es que un bailarín responsable y respetuoso de su arte, sabe cuándo bajarse o alejarse de la escena. 

Chapeau! Miroslav Pejic (sombrero en francés, pero también es una expresión que se utiliza como apreciación o respeto, significa quitarse el sombrero para hacer honor a alguien).