Recientemente ha fallecido el maestro Enrique Ricci, director y pianista argentino naturalizado español, ampliamente reconocido por su solvencia artística y formativa, obedeciendo estas líneas a la admiración hacia este destacado artista tras muchos años con cercanía profesional y de amistad.
La carrera del maestro Ricci desde sus inicios estuvo profundamente ligada al Teatro Colón de Buenos Aires, llegando a ser en su momento el pianista más solicitado por glorias mundiales que habitualmente visitaban dicho coliseo, el más importante a nivel latinoamericano. Paralelamente a su activa labor pianística, tuvo otra activa carrera de director, llegando a ocupar posiciones como la titularidad de la Orquesta Filarmónica de Santiago, en 1978, asimismo una periódica colaboración con las más importantes orquestas del continente.
Con los años, Ricci se radicó en España hasta el momento de su fallecimiento, país donde se vinculó estrechamente con el famoso Teatro Liceu de Barcelona, primero en calidad de pianista y director, llegando luego a ocupar la posición de Consejero Artístico. En ese período, tras su reputación como pianista acompañante de famosos cantantes e instrumentistas (recordadas fueron las giras mundiales junto a Victoria de los Ángeles más otras colaboraciones con grandes artistas), surge su larga vinculación con José Carreras, quien lo convoca como director de sus recitales en todos los continentes.
Ante sus variopintos intereses, especialmente en la ópera más un comprometido cultivo del repertorio de conciertos, desde los clásicos a los contemporáneos (con énfasis en la música latinoamericana y española), derivaron en colaboraciones con muchas orquestas internacionales como director invitado.
De imaginativas y apasionadas interpretaciones que no dejaban indiferentes a los músicos, crítica especializada y público, dieron cuenta de una postura ajena a toda rutina, dada la honestidad artística que siempre le caracterizó. De hecho, conociendo bien a Enrique, no solía dirigir obras que no sentía afinidad, siendo, en consecuencia, riguroso en la elección de los repertorios a abordar.
La relación de Enrique Ricci con Chile fue en momentos intensa, especialmente al comienzo como titular de la Filarmónica más una activa colaboración paralela con la Orquesta de Cámara de la Universidad Católica de Chile, recordándose con esta última un importante estreno de la Sinfonía N° 14 de D. Schostakovitch, asimismo, como titular filarmónico, una reconocida versión del Réquiem de G. Verdi como la “Serenata a la Música”, para 16 Solistas Vocales de R. Vaughn- Williams.
Luego de dos décadas, Ricci regresó de invitado a la Sinfónica Nacional, recordándose vibrantes versiones del “Tiento del Primer Tono y Batalla Imperial”, de Cristóbal Halffter (estreno en Chile), como “El Canto a Sevilla”, de Joaquín Turina, más versiones memorables de la “Rapsodia Española” de M. Ravel, “Los Preludios” de F. Liszt y las “Fiestas Romanas” de O. Respighi. Y también se recuerda su participación como jurado en una de las menciones de piano del reconocido Concurso de Ejecución Musical Dr. Luis Sigall, de Viña del Mar.
En otro ámbito, la generosidad de Enrique en compartir su vasta cultura, a la vez sus comprometidos apoyos a las jóvenes generaciones de cantantes a través de su vinculación como maestro repertorista en prestigiosas instituciones españolas, y antes en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, amén de impulsar con fuerte convicción proyectos en el campo de la ópera con jóvenes talentos, evidenciaron su profunda vocación formadora.
Sin duda, las huellas que deja Enrique Ricci son las de un gran maestro y muy generoso en lo humano…