Gran expectativa generó la apertura de la temporada de abono de la Filarmónica de Santiago tras el anuncio de Paolo Bortolameolli como Director Titular Designado, cargo que asumirá en propiedad a partir del 2026.
Próxima a cumplir 70 años, la Filarmónica ha sido la agrupación eje de las temporadas de conciertos, ópera y ballet del Teatro Municipal de Santiago, siendo el perfil de sus titulares, idealmente, experimentados directores de conciertos y óperas. En el caso de Bortolameolli, conocido básicamente como exitoso director de conciertos, queda la expectativa de ver sus próximas contribuciones en ópera, considerando que se le ha visto poco en este género.
La llegada a la Filarmónica de este prestigioso director nacional (muy bien formado por David del Pino Klinge, más estudios complementarios en Estados Unidos) viene precedida de una importante circulación internacional, como a la vez por sus innovadoras (y a veces riesgosas…) propuestas comunicacionales que no han dejado indiferentes al público tradicional y nuevas audiencias. Un botón de muestra ha sido su reciente paso como jurado en el Festival de la Canción de Viña del Mar, con una exposición que cruzó el umbral esperable de un director del ámbito docto…
Por otro lado, el actual nivel de la Filarmónica se aprecia muy superior respecto a los últimos dieciocho años de rendimientos variables, en parte al no haber contado con titulares de jerarquía, más una dotación aún limitada de músicos estables, requiriéndose de permanentes refuerzos. De hecho, las últimas temporadas han sido acotadas en cuanto a cantidad de conciertos (urge retomar el abono de diez programas, como antaño), como un poco impulso a la difusión de la música de compositores nacionales. Felizmente, conforme la trayectoria de Bortolameolli, se avizora una mayor diversificación programática, como bien se reflejó en el criterio de las obras ofrecidas en la reciente apertura de temporada.
Haciendo gala a la misma historia filarmónica, con décadas aportando a la música chilena, se reestrenó “Manará, homenaje a Jorge Peña Hen”, de la joven compositora chilena Florencia Novoa, obra estrenada y presenciada hace dos años junto a la Sinfónica Nacional Juvenil. Sobre esta inclusión, no se tiene recuerdo que la Filarmónica haya hecho alguna obra de una mujer compositora nacional, recibiéndose con total beneplácito, y, subsecuentemente, refrescando el interés por conocer más del panorama creativo actual de la música de tradición escrita local.
Respondiendo a un potente relato a raíz del asesinato a Jorge Peña Hen, y sin pretensiones efectistas, la obra responde eficientemente a su cometido, servida de una ecléctica escritura, explotando una amplia gama de texturas y colores, más una certera empatía evocativa. Quizás, en momentos, hay cierto hermetismo y pocos contrastes (salvo el tratamiento rítmico al evocar la oscura Caravana de la Muerte). La entrega de los filarmónicos (primera función) no se percibió con debida aquilatación, quizás por falta de ensayo.
Como segunda obra, el Primer Concierto para Piano de P.I. Tchaikovsky, un infaltable de las programaciones de orquestas, y casi diez años ausente en la Filarmónica. De completo encomio haber contemplado esta magnífica obra e ideal para atraer a nuevos públicos. Notable el desempeño del pianista macedonio Simon Trp?eski, debutante en Chile. Con un enfoque de total frescura e inteligentemente enfatizado en lo lúdico y lejos de toda prosopopeya, Trp?eski derrochó musicalidad a borbotones servida de una consumada técnica, sacando máximo partido posible al nuevo Steinway del Municipal, aún con camino por recorrer (inexplicable su desuso desde julio pasado tras su estreno con el mismísimo Danill Trofonov…), percibiéndose sin mayor brillo y con algunas durezas. Gran manejo de las dinámicas y matices más una notable administración del rubato. La alada batuta de Bortolameolli en total consubstanciación, obteniendo estupenda respuesta en todo orden de los filarmónicos.
Y como broche de oro, una de las mejores versiones hechas en Chile de la atrapante Quinta Sinfonía de Dimitri Schostakovitch, largamente ausente en la Filarmónica, e ideal para motivar la presencia de público tradicional como nuevo. Bortolameolli conoce a fondo los vericuetos de la obra, logrando un resultado triunfal de este verdadero auto da fe schostakovitchiano, y no exento de ambigüedades discursivas (difícil hallar los códigos ocultos plasmados por el gran Dimitri…). Los filarmónicos, en estado de gracia, adhirieron “con tutti” a las certeras indicaciones de carácter, dinámicas y tempi. Sin duda, una versión de antología y de alto impacto en la gran audiencia congregada.
En suma, un inicio de la temporada filarmónica con refrescantes aires de calidad interpretativa y de certero criterio programático, elementos esenciales para proyectar una venturosa etapa de Paolo Bortolameolli como nuevo maestro titular