Música
12 de Marzo, 2020

Filarmónica... prometedor inicio

Por Jaime Torres Gómez

Luego del receso veraniego, la Filarmónica de Santiago, orquesta titular del Teatro Municipal capitalino, ofreció su primer concierto de abono, retomando las actividades del decano coliseo artístico.

Ante el convulso contexto social, de alguna forma esta primera presentación no dejaba de ser significativa respecto a las expectativas de público, máxime al tratarse del primer viernes de marzo..Así, teniendo en cuenta que desde el inicio del presente (y creciente) estallido social se han dado fuertes manifestaciones los días viernes, felizmente en esta oportunidad se contó con una importante asistencia relativa, adquiriendo más relevancia al no modificarse el horario habitual, y por ende buen referente para el resto de la temporada.

A lo anterior, en buena parte, ayudó la presencia del decano de los directores chilenos, maestro Juan Pablo Izquierdo -Director Emérito de la Filarmónica y figura fundamental de la vida musical del país- más un atractivo programa.

En la primera parte, y enmarcado en el Año Beethoven (250 años de su natalicio), se contempló su magnífico Concierto para Violín en re mayor Op. 61, obra capital del genio de Bonn y uno de los conciertos más complejos de abordar para dicho instrumento. Estrenado en 1806, se ubica en la mitad de la etapa creativa del compositor y claramente enmarcado en un estadio rupturista con los clásicos cánones de la época. El tratamiento del material solístico -en este caso de admirable sencillez motívica, al umbral de lo etéreo-, no obstante su directa oposición con la orquesta, finalmente se funde en una organicidad sonora de coherente y atrapante discurso.

La versión firmada por el venezolano Richard Biagginiconcertino filarmónico y con solventes participaciones solísticas previas, tuvo méritos de irrefutable coherencia, amén de una alabada técnica de ejecución. Con una adopción de tempi a ratos excesivamente lentos (especialmente en el primer movimiento), no siempre logró plasmar una eficaz progresividad expresiva para una lectura en sí contenida (por cierto, de idiomático axioma), restándole mayores relieves. Por su parte, muy buen resultado la dirección de Izquierdo -idiomática aunque riesgosa-, optando por una sonoridad al umbral de lo camarístico y en completa colaboración al enfoque del solista. Notable y artesanado trabajo en texturas y afinación (en especial de la cuerda).     

Finalmente, y luego de diez años de ausencia en la Filarmónicase ofreció la Cantata Alexander Nevsky, de Sergej Prokofiev. Originalmente compuesta como soporte musical para la película homónima de Sergei Eisenstein (1938), trasel éxito de esta última al año siguiente Prokofiev la re-compaginó y re-orquestó, dándole formato de cantata tal como se la conoce hoyDe notable tratamiento armónico y de orquestación, ilustra magistralmente la épica trama relatada sobre Nevsky (1220-1263), quien fuera un importante líder y santo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, y que encabezó una lucha contra los suecos, teutones y tártaros. A lo largo de la secuencia de siete números, se da una notable organicidad de relato y unarrebatador discurso musical. 

La versión del decano maestro Izquierdo, impactantemente idiomática y con una respuesta de cerrada adhesión de los filarmónicos. De inusual fuerza expresiva, Izquierdo desentraña con máxima autoridad la trama interna de la obra, con certeros acentos, matices y notable claridad armónica. Gran trabajo en dinámicas, colores y balances. Excelente respuesta de los Coros Profesional de Santiago y Crecer Cantando (este último en su segunda presentación reforzando al primero,  ante su cercenada dotación actual…). Y magnífica intervención de Evelyn Ramírez en “El Campo de la Muerte”, entrañable pasaje de arrebatadora intimidad y cabalmente comprendido por la solista.

En suma, una presentación que develó a una Filarmónica en magnífico estado junto a su Director Emérito, y con una masiva respuesta de público para los tiempos que corren… sin duda un prometedor inicio de temporada.