Una grata sorpresa fue concurrir al Teatro Municipal de Las Condes el séptimo programa de abono de la tradicional Temporada Internacional de Conciertos “Fernando Rosas” de la Fundación Beethoven, en esta oportunidad a cargo del talentoso director chileno Paolo Bortolameolli junto al Solístico de Santiago, y contando con la talentosa cellista española radicada en Chile Elisa R. Sádaba.
Cabe señalar que esta emblemática temporada, impulsada desde 1976 por el maestro Fernando Rosas, ha tenido como política albergar lo nacional junto a importantes agrupaciones y solistas internacionales, esto como una forma de promover -sin complejos- lo local en una perspectiva internacional.
En los últimos años, de alguna forma, han sido menores las inclusiones de lo local, a diferencia de su mayor presencia en la época del maestro Rosas, dándose ahora una feliz coyuntura de recurrir a artistas de la plaza -en reemplazo, a última hora, de I Solisti di la Scala-, dando inteligente solución a una situación puntual.
Sin duda el elemento más convocante era la figura de Paolo Bortolameolli, quien desarrolla una ascendente carrera internacional (Director Asociado de la famosa Filarmónica de los Angeles en Estados Unidos), además de ser una figura de innegable carisma en Chile. Esta coincidencia se debió a la cancelación de la Sinfónica Nacional de Chile a sus programas que dirigiría en agosto (ante la imprevisión de no disponer con seguridad de una sala alternativa frente a las intervenciones del Teatro de la Universidad de Chile…).
A su vez, aprovechando la residencia en Chile de Elisa R. Sádaba, fue una magnífica oportunidad para apreciar su talento, como también del homogéneo nivel del Solístico de Santiago, conjunto flexible con un orgánico base de jóvenes músicos reforzados según el repertorio, como se da en otras agrupaciones ad-hoc de la plaza. Y como elemento extra musical, es menester destacar la impecable formalidad de los músicos (de rigurosa etiqueta), dando cuenta de un celebrado esmero por engalanar el hito, al enmarcarse en una temporada de relevancia.
Con un atractivo programa, se inició con el Concierto Nº 1 para Cello de Schostakovitch, obra de muy personales ideas más desgarradores requerimientos interpretativos, por su innegable virtuosismo y complejidades anímicas (de sarcástico carácter producto de una fuerte carga de dolor, transitando desde una interpelante rítmica inicial, luego una desnuda desolación hasta un frenesí de apariencia jubiloso…). Y siendo uno de los más grandes conciertos para cello, no suele ser programado localmente, recibiéndose con beneplácito su inclusión en este programa.
La versión de Elisa R. Sádaba cumplió con creces todas las expectativas esperables para una debida interpretación, plasmando con gran calidad y hermosura de sonido las complejidades insertas de la obra. Logros contundentes con un idiomático primer movimiento (impactante los agíles tempi adoptados), consumado arrebato en el segundo (¡qué gran exposición de la cadenza conductora al último movimiento...!) más un neurálgico abordaje hacia el frenético final de la obra. Sin duda, una entrega de autorizado nivel. Magnífico y comprometido acompañamiento de Bortolameolli junto a los músicos nacionales, extrayendo máximo rendimiento global. Grandes logros del expuesto corno solista en toda la obra y las maderas (especialmente la flauta solista). Y de “necesario encore”, una idiomática versión de un arreglo para cello y ensemble del Intermezzo de Goyescas, de Granados.
En la segunda parte, una excelente versión de la Tercera Sinfonía “Eroica” de Beethoven. De vigoroso carácter, la Eroica marca un punto de inflexión en la historia de la música, y sin duda estéticamente revolucionaria. De fuertes contrastes, se desarrolla en clave dialéctica, por cuanto hay una permanente oposición entre la vida, la muerte y la trascendencia como valoración eterna.
La versión de Paolo Bortolameolli, de completa coherencia global, optando por un enfoque de equilibrada aproximación historicista (con poco vibrato). Gran mérito de una innegable limpidez sonora en aras de una transparencia de relato interno. Certeros logros en dinámicas, acentos, texturas y progresiones expresivas, obteniendo importante respuesta de los músicos. Sin duda, un irreprochable triunfo artístico…
En suma -en jerga futbolística-, un inapelable “golazo local”… esperando a futuro más inclusiones nacionales en la tradicional temporada de Fundación Beethoven.