“Nada es tan mezquino como negar a un hombre la talla esencial de su alma”.
“Yo me inclino ante su obra, yo lo saludo desde el fondo de mi poesía que le ama y le aplaude y le agradece el hecho de existir y ennoblecer el mundo con su existencia”.
Salutación a Joaquín Torres-Garcia de Vicente Huidobro.
El ultimo viaje que realizó el poeta Vicente Huidobro a Montevideo, antes de morir fue para ver a su amigo Joaquín Torres-Garcia. El 2 de enero del año 1948 Vicente Huidobro fallece en Santiago de Chile y el 8 de agosto de 1949, Joaquín Torres-Garcia muere en Montevideo.
En la Revista Remover, de enero de 1949, que era el órgano oficial del Taller de Torres-Garcia, se le rindió un homenaje póstumo a Vicente Huidobro y en la portada se reprodujo un retrato del poeta realizado por Hans Arp, como una demostración del respeto por la obra del poeta chileno y en consideración de la fuerte relación intelectual entre los dos artistas.
La estadía de Huidobro en Paris, había coincidido con Torres-Garcia, entablando entonces una solida amistad que se vio reflejada en el tiempo. En el año 1931 el artista uruguayo hizo un retrato de Huidobro, agregándose a retratos del poeta de Picasso y Arp. Tanto Huidobro como Torres-Garcia, eran artistas que incursionaron en las diferentes expresiones del arte, en un proyecto de reconstrucción de un pensamiento estético, provocando un debate cultural tanto en sus países como en Europa..
Los dos grandes artistas latinoamericanos que son sin duda promotores de los cambios en el arte, a nivel mundial, tuvieron un caminar conjunto durante muchos años. En Paris, Torres-Garcia en conjunto con Huidobro, crearon un pequeño libro donde demostraban esa simbiosis de la poesía y la pintura. Es, interesante este fenómeno de sinestesia, cuando las palabras evocan sensaciones que pueden ser figuras. Un juego de figuras entonces podría a la inversa reproducir un poema. Esta propuesta de creacionismo en una acción conjunta de arte, es significativa, en un momento en que el arte estaba puesto a prueba en su concepción y significado.
Esta comunión de ideas también se hizo presente en la pertenencia a agrupaciones de índole masónica. Tanto Huidobro como Torres-Garcia, fueron miembros activos y fieles a esta filosofía que invita a abordar por sí mismo las interrogantes fundamentales de la existencia, en armonía con la naturaleza y la sociedad de la cual cada masón es parte. En una época de secretismo, estos pensamientos y quienes los profesaban eran mal considerados por la Iglesia Católica, creándose una lucha intestina a nivel social, entre ambos bandos.
Desde el punto de vista del arte, la mirada desde el esoterismo, puede llevar a encontrar manifestaciones de índole sensorial en las obras, que coinciden desde una perspectiva del conocimiento de la cultura de los pueblos aborígenes de América, que hicieron uso de la geometría.
El pintor uruguayo nunca oculto su cercanía a estos pensamientos, lo cual se puede explicar por los artistas que frecuentaba, vinculados a la Masónica Sociedad Teosófica, entre ellos Vasily Kandinsky, Piet Mondrian y Theo van Doesburg.
En la Revista Mapocho de 1998, Fernando Sánchez Duran, hace mención al hecho de que Vicente Huidobro era un iniciado. Sus primeros contactos con masones los tuvo Huidobro durante su primera permanencia en Europa. Después, al volver ir a Francia en la segunda guerra mundial en calidad de corresponsal de guerra, se contactó con la Resistencia a través de sus antiguos hermanos masones. Gabriel González Videla, ex presidente de Chile, y que, a la sazón, era representante diplomático en ese país, corrobora este hecho. En Chile, no hizo vida de Taller. Huidobro profundizó el estudio del esoterismo, medio alquimista, y que pretendía desentrañar los misterios que se ocultan tras el velo de Isis, hablando en términos metafóricos.
La influencia del pensamiento esotérico en la obra de los artistas sobre todo en la composición geométrica es evidente, el uso del cuadrado y el circulo, es una demostración de ser conocedor de su significado como iniciado. Desde la concepción esotérica: “Círculo y Cuadrado son las principales polaridades energéticas del Universo, vistas desde el ángulo de la geometría sagrada: redondo como el Cielo, cuadrado como la Tierra. En su intersección está el Hombre, habitante del mundo medio, entre el Cielo y la Tierra”.
En los inicios del siglo XX, el centro del mundo del arte estaba radicado en Europa, luego la aspiración de todo artista era llegar a conocer donde se generaba la esencia de la creación y perpetuación del arte. Y son los artistas latinoamericanos los que invaden Paris, donde sin quererlo toman contacto en un momento crucial para la el mundo del arte. Todo es posible de cambiar, algo tan simple como esta frase, tiene un significado muy profundo en la concepción de las obras de arte. Debemos asumir que el arte oficial en Latinoamérica estaba regido y regulado por las estructuras sociales heredadas de los Imperios Español y Portugués, que también además del poder político, controlaba el mundo del arte, estableciendo y regulando los cánones estéticos de las obras de los artistas. A los profesores y estudiantes de arte latinoamericanos se les becaba a Europa para que fueran a aprender arte clásico, y a su regreso al país debían enseñar a sus alumnos. Pero, esta generación que viajó en los primeros años del siglo XX, se encontró con una rebelión en el arte tradicional, promovidos por los movimientos de vanguardia: expresionismo, el cubismo y el futurismo. Ya no solo era Paris, sino se sumaban Madrid, Barcelona, Berlín, Florencia y Milán, donde se debatía sobre la autonomía del arte y la representación de la realidad. Muchos de los artistas latinoamericanos se incorporan en estos debates e incluso proponen sus propias visiones del arte. Ejemplo es el movimiento Dada, que encuentra en Huidobro a uno de sus proponentes y es el quien posteriormente fundará el movimiento creacionista.
A los inicios de la década de los años 20, los artistas regresan a sus países de origen trayendo consigo el pensamiento y la obra derivada de los resultados de la imposición de estas nuevas vanguardias: Xul Solar, Emilio Petorutti, Tarsila do Amaral, Anita Malfatti, Joaquín Torres- Garcia, Rafael Barradas, Hernán Gazmuri, Vicente Huidobro, Diego Rivera, Cesar Moro.
Torres García se propuso crear un arte universal, concordante con un nuevo hombre, constructivo y universal. Esta preocupación del universalismo constructivo que retoma ciertos preceptos del pensamiento metafísico y del constructivismo es la base del pensamiento del artista uruguayo. El hombre es el cosmos universus, es un “todo indivisible”, y el arte es un puente entre el hombre y la naturaleza.
El artista creo un lenguaje plástico de alcance universal, conjugando símbolos de todas las épocas y tradiciones: clásica, mediterránea, del Oriente Medio y precolombina, conforme al pensamiento de Circulo y Cuadrado. Es así, que la obra de Torres-Garcia rescató manifestaciones precolombinas, como esenciales a la hora de conformar la cultura.
Por su parte Huidobro, manifestaba la necesidad de hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad. Deseando crear un poema que torne de la vida sólo lo esencial, aquello de que no se pueda prescindir, y que presente un conjunto lírico independiente que desprenda como resultado una emoción poética pura. Su divisa fue un grito de guerra contra la anécdota y la descripción, esos dos elementos extraños a toda poesía pura y que durante tantos siglos mantuvo el poema atado a la tierra.
Para Huidobro el "creacionismo" es la poesía misma; algo que no tiene por finalidad, ni narrar ni describir las cosas de la vida, sino hacer una totalidad lírica independiente en absoluto. Es decir, ella misma es su propia finalidad.
Ambos artistas desde perspectivas diferentes, lucharon por imponer un visión del arte, que al final abrir espacios incalculables de creación, rompiendo las barreras de un arte monopolizado por visiones estéticas de la belleza solo era posible encontrarla en la construcción de piezas artísticas materializadas en objetos de fácil entendimiento, pero alejada al objeto mismo del arte que busca entregar sensaciones capaces de ser captadas por una comunidad de personas, que buscan la belleza en cualquier lugar y en cualquier momento.
Sin duda que el reconocimiento de Joaquín Torres-Garcia en su país es incomparable al que Chile, ha demostrado por Vicente Huidobro. El pueblo uruguayo demuestra sus afectos por su artista, mantiene un museo dedicado a la obra de Torres-Garcia. En cambio, Chile se muestra lejos de aceptar la obra de Vicente Huidobro en post de lograr un país más justo, no solo a través de su poesía, sino también en acciones en todos los campos del arte.
Ambos debieron encarar una sociedad que se negaba a los cambios y donde sus pensamientos y visión del mundo en su época, tenían una impronta revolucionaria en el mundo del arte.