Premio a la Mejor Obra y Dirección: “Estado Vegetal”
El unipersonal dirigido por Manuela Infante y protagonizado por Marcela Salinas conduce al espectador a una realidad impensada y explora dimensiones no habituales del lenguaje teatral. El montaje plantea una reflexión sobre la definición de la conciencia y su relación con el cuerpo, y lo hace en distintos planos: desde el humor hasta la metafísica.
Premio a la Mejor dramaturgia: “Prefiero que me coman los perros”, de Carla Zúñiga
La dramaturga Carla Zúñiga consolidó su trabajo durante la temporada 2017. En Prefiero que me coman los perros explora de manera inmisericorde la mente enferma de una mujer que es reflejo de la alienación que consume al ciudadano promedio. Es un texto ácido e irónico que entrega un delirante y agudo retrato de la sociedad chilena actual, con sus paranoias y malestares.
Premio a la Mejor actriz 2017: Nona Fernández por “Prefiero que me coman los perros”
Con una actuación sutil y detallista, Nona Fernández expresa en Prefiero que me coman los perros la vulnerabilidad afectiva de su personaje. Para ello trabaja con delicadeza y precisión el lenguaje corporal y la transgresión del contacto físico. Se trata de una actriz de amplio registro que en este montaje cautiva e involucra al público en la locura de la protagonista.
Premio al Mejor actor 2017: Gabriel Urzúa por “Pompeya”
En esta obra, Gabriel Urzúa se mete en la piel de un travesti, asiduo a las drogas que ejerce el comercio sexual y vive atormentado por la competencia de las extranjeras. La suya es una actuación arriesgada y enérgica de una persona discriminada que expresa la ferocidad de sus prejuicios. El actor demuestra versatilidad, profundidad y una extraordinaria capacidad expresiva desde el cuerpo.
Premio al Mejor diseño: “Prefiero que me coman los perros”
El diseño de la obra Prefiero que me coman los perros propone un espacio espejado que refleja la mente imitativa de la protagonista, que después se quiebra sorpresivamente mediante una elegante interacción con la iluminación y la proyección audiovisual. El dispositivo escénico en conjunto con la iluminación, el vestuario y la sonoridad traslada al espectador desde una simple oficina de consulta psicológica hasta un simbólico juego de reflejos.
