Si en el mundo y Chile existieran más Lotty Rosenfeld el mundo y Chile serian distintos.
Su bello porte, su charme incomparable, esa ironía acompañada de una dulzura me hacen recordar a quien fue la artista más jugada de su patria. Lotty salto de las planchas del grabado a protagonizar la escena plástica luchando por los valores, que ella creía que eran los justos, en una sociedad que requería un cambio, en el más amplio sentido de la palabra.
La labor artística de Lotty Rosenfeld en toda su extensión va unida a su concepción de vida. Su obra de un profundo carácter social, donde la exposición de su cuerpo testimonia el deseo de buscar una concepción más valiente y certera de lo que debe propiciar el ser humano como participe de una sociedad, donde valores como el respeto al ser humano sea el cimiento de cualquier constitución.
Sus cincuenta años de actividad artística se iniciaron en los ya desaparecidos talleres de grabado de la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile, ubicada en la calle Arturo Prat. Su irrupción en el espacio publico fue su dibujo de una cruz sobre el pavimento, multiplicada por más de mil veces. Una milla de cruces en el pavimento fue el testimonio de esas cruces conformó una nueva realidad en las mentes de las personas que las percibieron. Ella contaba: Yo no construyo el signo entero yo parto de algo que esta dado (la línea divisoria de camino) y lo intervengo …
Su participación en el grupo CADA, con las emblemáticas performances como fueron Ay Sudamérica y un Litro de Leche o Para no Morir de Hambre en el Arte, la signaron en el contexto del arte de protesta en el contexto latinoamericano obras que recogió la exhibición Redical Women en los años ochenta.
La lucha por la democracia la encontró en las calles formando el grupo mujeres por la vida y el universal rayado hoy día que fue no mas. Yo rescataría dos de sus exhibiciones: el Empeño Latinoamericano donde exhibió un video que cuestionó el mercado financiero y Moción de Orden, donde barreras de espacio fueron abolidas por esta ciudadana que no buscó prestigio laboral ni académico.
Para dar a Lotty su verdadera importancia en el arte nacional de los años nacional, en el libro Memoria y Amnesia de la autoría de Luz María Williamson, se manifiesta que las obras de las vanguardias de los años ochenta, no se insertaban en el contexto de las internacionales y se definían a si mismos como eminentemente chilenos, y de ahí que haya influido su escasa participación internacional y además existía el síntoma de exclusión por la izquierda europea al invalidar a los artistas que no se fueron al exilio, considerando que eran partidarios de la dictadura, lo que influyó en reducir el espacio a estos movimientos de vanguardia. Sin embargo, el arte político chileno de la Escena de Avanzada, como lo definiera Nelly Richard, será el único de interés y transcendencia como no se ha dado en Latinoamérica. Y el rol de Lotty, será de una importancia gravitante en cuanto a su pensamiento y acción, en esta etapa del arte nacional, que puede concordarse en que es el único netamente nacional, no influenciado por otros movimientos a nivel internacional.