Dentro del XIII Festival Internacional de la Fundación Santiago Off, proyecto de la compañía “La Fulano Teatro”, se presentó este lunes 22 y martes 23 de enero, a las 20:00 horas en el Espacio Patricio Bunster del Centro Cultural Matucana 100, la obra de danza contemporánea “Maneras de (Re) Existir” del Colectivo Danza La Vitrina y Plataforma Bastarda, con coreografía de Tania Rojas Benvenuto.
La pieza es la segunda obra de la tríada “Las Danzas Memoriales” y esta pretende mostrarnos una serie de preguntas como: ¿Qué ocurre cuando se rompe el lazo comunitario?, ¿Cuándo el trauma puede comenzar a denominarse memoria?, ¿Qué es lo que nos insta a seguir insistiendo?, entre otras preguntas, que desarrolla en 55 minutos de trabajo coreográfico.
Asistimos a la función del martes 23 de enero, y como es costumbre y deber llegar temprano, me fui sorprendiendo y alegrando como llegaba la gente y formaba una larga fila desde la sala, hasta la entrada del recinto, que obviamente repleto las butacas del lugar. A pesar de ser martes y qué ápocas cuadras, se desarrollaba un evento masivo de música sinfónica-coral con la popular “Carmina Burana”.
Al entrar encontramos el espacio vacío y solo en el suelo una infinidad de hojas blancas de oficio, repartidas en todo el área escénica.
Se apaga la luz y comienza la función al regresar. Hay siete cuerpos inmóviles, formando una estructura casi escultórica que miran al horizonte, vestidos de colores grises y ocres, que luego cambian de posición formando otra y luego otra, pero siempre con el mismo horizonte. Esta estructura se repite en cuatro ocasiones, salvo que la última rompe con tríada de movimientos, y en cada oportunidad la dinámica es algo diferente.
Hay un desarrollo espacial entre cada reiteración, que va sumando movimientos e intenciones. Digo esto, porque esta frecuenta que nos lleva siempre al inicio de la obra, como si quisieran mostrarnos otro desarrollo, otra historia, otras vivencias, crea una estructura coreográfica interesante, atractiva en el proceso y desarrollo de obra.
Los bailarines conformados por Javiera Sanhueza, Exequiel Gómez, Magnus Rasmussen, Andrés Millalonco, Francisca Gazitúa, Kamille Gutiérrez y Javier Muñoz, se ven envueltos y se nota que ya están acostumbrados a sus cuerpos y al trabajo conjunto, ya que actúan como engranaje de reloj, unísonos y armónicos. Los papeles que están en el suelo en el transcurso de la obra van velando su otra cara, una gran línea negra en el centro, que puede ser símbolo de pérdida de un ser querido, de lo que ya no veremos más, el duelo o la tristeza de la muerte. Casi al final de la pieza los intérpretes velan en sus espaldas, esta misma línea, como si dijeran este duelo lo cargo yo.
Ellos casi la totalidad de la obra están solo con un calzado, es decir, bailan cojos, descompensados, truncados e incompletos, que bien provoca preguntarse, por qué de esto durante el desarrollo de la pieza, incluso provoca molestia, no entender o no poder justificar la razón de ello, pero que satisfactoriamente casi al final de la pieza y hasta como un acto de genialidad, argumentan todas esta interrogante que enardecen e incitan.
Ellos no están completos, sus vidas, viven en una constante interrogante, quienes son, para dónde van, que les ofrece la vida, hay qué conformarse o seguir insistiendo, son lo que quieren ser, cuántas preguntas se presentan, pero que afortunadamente “Maneras de (Re) Existir”, te obliga a no ser indiferente incluso después del término de obra.
Maneras de (Re) Existir, cuenta dentro de su equipo con la asesoría de Pablo Cabrera Pérez y la propuesta plástica de Cesar Valencia. El universo sonoro de Antonia Valladares se presenta atractivo en todo momento, junto a una iluminación acertada de la mano de Gonzalo Muñoz y José Palma.
En resumen: una obra con una muy buena estructura coreográfica, totalmente atractiva e interesante, con intérpretes implicados en la propuesta y un cuidadoso trabajo general, que bien vale la pena ver más de una vez, para descubrir nuevas preguntas y respuestas no encontradas por nuestra parte.