De relevancia es la tradicional y solvente temporada musical de los conjuntos estables de la Universidad de Santiago (USACH), que recientemente han adquirido importante visibilidad internacional tras el premio Innovation Award -galardón enmarcado en el Classical:NEXT, de la prestigiosa feria en torno a la industria de la música clásica-, por el trabajo de dichos elencos artísticos más la labor del sello discográfico Aula Records y las actividades desarrolladas en diversas comunas periféricas de la Región Metropolitana.
En el caso de la Orquesta Clásica USACH, con cuatro décadas de historia y semillero de muchos talentos, amén de su atractivo perfil programático, la releva como una de las agrupaciones musicales nacionales de mayor interés artístico.
Su cobertura de actividades, principalmente, se desarrolla en el Aula Magna de la USACH, sede la agrupación y de privilegiadas condiciones acústicas. Y no obstante su alabada presencia en la periferia metropolitana, es menester insistir en la conveniencia de expandirse al sector oriente de Santiago y regiones, como antaño, con recordadas presentaciones en el Aula Magna de la Universidad Santa María, en Valparaíso, y Teatro Municipal de Viña.
Interesante destacar, como actividad relevante por muchos años, su participación en la festividad del Roto Chileno (en enero), en el Barrio Yungay. Y este año, a diferencia de anteriores versiones, se realzó en la Parroquia San Saturnino, validando nuevamente su arraigo con dicha comunidad.
Conducida por su carismático titular, David del Pino Klinge, se ofrecieron estupendas versiones de la Sinfonía N° 40 de W.A. Mozart, el Concierto para Trompeta de Giuseppe Torelli (en excelente arreglo de Michael Rondeau) y la Sinfonía N° 1 “Clásica” de Sergej Prokofiev. Formidable cometido de Claudio Anaiz, solista de la orquesta, con homogeneidad y brillantez sonora, más completa musicalidad. Gran respuesta del fiel público yungaíno...
Luego del receso veraniego, se presenciaron los tres primeros conciertos oficiales en el Aula Magna USACH, a cargo de David del Pino Klinge y Emmanuel Siffert como invitado. Teniendo como eje la presentación de las nueve sinfonías beethovenianas, el primer programa, a cargo del maestro titular, con certero criterio musical contempló un equilibrado contraste entre tradición y vanguardia, dando cuenta de una celebrada versatilidad estilística.
Iniciando con el estreno mundial de “Despedida”, del destacado compositor nacional Miguel Farías (1983), se trata de una obra encargada por la Orquesta USACH y el Coro Sinfónico USACH, y dedicada a la memoria de Jorge Peña Hen (fundador del movimiento de orquestas juveniles e infantiles en Latinoamérica). Evocando un significativo momento previo a su trágica muerte… incluye la última melodía escrita con un fósforo quemado sobre un papel de cigarrillos; asimismo, el texto está basado en una carta enviada a su familia días antes de su asesinato…
A diferencia de otras obras de Farías, es más ecléctica y quizás de más fácil asimilación, desplegando, como es habitual en este compositor, una batería de recursos armónicos y de orquestación de completo oficio, amén de una certera eficacia expresiva en función de su cometido afectivo, y a la vez disponiendo de un buen tratamiento de las texturas vocales. Asimilada entrega de la orquesta y coro universitarios.
Seguidamente, una formidable versión de la Sinfonía Concertante para Violín y Viola de W.A. Mozart, con Oriana Silva y Priscilla Valenzuela, concertino y solista en viola de la orquesta, respectivamente. Siendo una obra de cierta recurrencia local, siempre es bienvenida, máxime cuando se ofrece a altos niveles de calidad. Excelente trabajo de las solventes solistas, de completa amalgama musical más total resolución técnica de ejecución, como una comprometida dirección de Del Pino Klinge, obteniendo resultados de jerarquía de la orquesta.
Finalizó con una deslumbrante versión de la Primera Sinfonía de L.V. Beethoven, iniciando el novenario beethoveniano. Notables logros en articulaciones, fraseos, dinámicas y certera elección de tempi, obteniendo atentísima respuesta global.
La segunda presentación consultó dos obras con mayor proporción de músicos, dando cuenta de una proyección hacia una sinfónica propiamente tal. De hecho, se recuerdan exitosas presentaciones de la Orquesta USACH con una importante cantidad de refuerzos, como fue en este caso. Y luego de varios años de ausencia, se ofreció una notable versión de la Obertura de la ópera “El Príncipe Igor”, de A. Borodin, continuando con una versión digna de antología de la Segunda Sinfonía de J. Brahms, obras que confirmaron la solvencia artística de Del Pino Klinge.
En el caso de la sinfonía brahmsiana, aún se recuerda el ciclo con la integral de las sinfonías de este compositor dirigidas por el maestro del Pino junto a la Sinfónica Nacional dentro de su fructífera época de titular, y más particularmente su versión de esta Segunda. Grandes logros en transparencias, contrastes, empáticos tempi y atrapantes progresiones expresivas. Sólo esperar a futuro se programen en la Orquesta USACH el resto de las sinfonías de este emblemático compositor alemán, junto al maestro Del Pino Klinge.
Y la tercera presentación consideró el debut como director invitado de Emmanuel Siffert, actual titular de la Orquesta de Cámara de Chile, en un programa clásico-romántico que incluyó el atractivo Concierto para Trompeta de Johann Nepomuk Hummel y la Cuarta Sinfonía de L.V. Beethoven. Muy bien recibido el concierto de Hummel ante su escasa programación en estas latitudes, siendo muy bien abordado por Mauricio Castillo, solista de la orquesta, quien dio muestra de consumada musicalidad y completa pericia técnica. Muy bien complementado por Siffert. Y con una expresiva, coherente y muy bien armada Cuarta beethoveniana, Siffert nuevamente demostró su talento y solvencia formativa, conforme sus alabadas presentaciones en Chile, esperándose continúe con más colaboraciones como invitado junto a otras orquestas nacionales, y en géneros como la ópera y ballet, de los que ostenta gran experiencia internacional.