El retorno de las agrupaciones musicales con público presencial, asimismo el trabajo con orgánicos mayores, ha discurrido en ascendente curva.
Así, desde agosto, prácticamente todas las orquestas han estado con apreciable actividad presencial y ahora, al cierre del año, se dispone de una amplia oferta al público presencial en todos los ámbitos de espectáculos.
No obstante este contexto, la Orquesta de Cámara de Chile ha transitado por un lento carril, pudiendo recién retomar los ensayos in situ en octubre… Sus presentaciones, a cargo de directores invitados, han sido escasas y mayoritariamente ofrecidas en lugares alejados del radio central santiaguino.
Lo anterior ha respondido a una realidad que ha afectado al desarrollo de esa prestigiosa orquesta, considerando la operatividad normal de buena parte de las instituciones musicales del país. Siendo parte del Ministerio de Cultura, esta agrupación se rige administrativamente por los procesos habituales de la administración pública, y disponiendo de tiempos administrativos muchas veces no en sintonía a resoluciones oportunas ante requerimientos urgentes…
Así, la actual coyuntura de la OCCH se encuentra condicionada a dos frentes por resolver. Por un lado, el no uso del excelente Teatro Municipal de Ñuñoa, su sede natural por años, ante las refacciones sometidas, y por otro, a la enervante demora de la contratación al nuevo Titular, luego de un año conocido el resultado del concurso internacional convocado.
Felizmente fue posible asistir a la última presentación del año, esto ante una mayor accesibilidad geográfica, considerando que los anteriores programas (en sí muy atractivos en obras, directores y solistas) se dieron en lugares muy alejados a su sede habitual, ameritando a futuro planificar con mayor integración espacial.
Realizado en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de Ñuñoa, contó con una solidísima dirección del maestro suizo Nicolás Rauss, habitual colaborador de la OCCH, más una deslumbrante participación de un top del corno francés, el chileno Matías Piñeira (solista de la München Philarmoniker).
Con un convencional programa, comenzó con una idiomática versión de la Obertura de la ópera “Cosí fan tutte”, de Mozart, exhibiéndose completo ajuste y calidad de sonido. Luego, una notable versión del exigente Concierto N° 4 para Corno, también de Mozart, demostrando el sitial alcanzado por Matías Piñeira en la escena internacional, encumbrado como unos mejores cornistas mundiales. Y con una magnífica versión de la Primera Sinfonía de Beethoven finalizó esta importante presentación. Innegables logros en hermosos fraseos, soberbio manejo de las dinámicas, acrisoladas transparencias e inteligentes matizaciones.
En suma, una formidable presentación de la Orquesta de Cámara de Chile, aunque muy tardía para su público habitual santiaguino…